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Jean Ziegler: El orden mundial es caníbal, absurdo y mortífero

Jean Ziegler: El orden mundial es caníbal, absurdo y mortífero ‘Vivimos bajo la tiranía mundial del capital globalizado’, sostiene Ziegler, ‘de una oligarquía formada por sociedades transcontinentales, cuyo único principio es la maximalización del beneficio, que concentran

Jean Ziegler: El orden mundial es caníbal, absurdo y mortífero

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‘Vivimos bajo la tiranía mundial del capital globalizado’, sostiene Ziegler, ‘de una oligarquía formada por sociedades transcontinentales, cuyo único principio es la maximalización del beneficio, que concentran en sus manos el poder político y económico, imponiendo un ‘orden caníbal’ en el mundo, un orden absurdo y mortífero.’

-¿Se puede identificar claramente a quienes forman esa oligarquía?

-Sí, con nombres propios y con marcas comerciales. Porque se trata de las 500 sociedades transcontinentales privadas que, según datos del Banco Mundial, controlan el 52,8 por ciento del producto mundial bruto, es decir más de la mitad de toda la riqueza producida en el planeta. Su valor patrimonial es igual al producto interior bruto de 130 estados, aunque emplean menos del 1,8% de la fuerza de trabajo del mundo. Son, esencialmente, grupos financieros que detentan un poder mayor del que jamás haya tenido un emperador o un Papa. Esas 500 sociedades presentan al mercado como nuevo sujeto de la Historia, lo que no es más que una falsedad ideológica que utilizan como máscara.

-¿Supera el poder de esas sociedades a los mecanismos control de los estados más avanzados?

-Esa oligarquía financiera se ha hecho incontrolable para la justicia de los estados, y que escapa a todo control social. Hoy, el capital es totalmente móvil y viaja alrededor del planeta a la velocidad de la luz, cambiando de rostro y de nombre de forma instantánea a través de sociedades pantalla. Todas las grandes corporaciones multinacionales utilizan sociedades off shore, domiciliadas en paraísos fiscales. Todo ello vuelve sus movimientos absolutamente opacos. Y sirve para que prácticamente no paguen impuestos, facilitándoles la evasión fiscal de miles de millones de euros.

-¿Impone esa oligarquía financiera su voluntad sobre las políticas de los gobiernos democráticos?

–Cada vez con más fuerza y descaro. Ahora mismo el Parlamento Europeo tiene pendiente de cerrar un acuerdo entre la Comunidad Europea y los Estados Unidos sobre la libre circulación de capitales. Y está prevista la creación de un tribunal arbitral que decida en caso de conflictos entre estados y corporaciones económicas. Pero no se trata de tribunales de justicia nacionales, ni siquiera de un tribunal internacional de Naciones Unidas, sino de un organismo creado por contrato, ante el que las sociedades multinacionales, si se consideran perjudicadas por alguna decisión política de un gobierno, puedan exigir reparaciones. Por ejemplo, si un gobierno europeo decidiera limitar la exportación de beneficios o impusiera un salario mínimo que las compañías transnacionales considerasen ‘excesivo’, estas podrán dirigirse a ese tribunal arbitral y pedir que se condene a ese gobierno que actúe contra sus intereses.

-¿Por qué califica de ‘orden caníbal’ el desarrollo de un capitalismo global?

-Porque responde a una dinámica ‘caníbal’: los ricos se hacen rápidamente mucho más ricos, mientras la creciente desigualdad hace que no paren de subir las cifras de víctimas de ese reparto injusto. Basta observar que en 2005 el número de milmillonarios era de 487, que sumaban un patrimonio de 1.650 miles de millones de euros. Y ocho años más tarde ese número casi se había triplicado, pese a una crisis internacional que multiplicaba el número de desempleados en Europa. Los últimos datos disponibles hablan de unos 1.250 milmillonarios, con un patrimonio de unos 4.500 miles de millones de euros. Es decir, que aumenta vertiginosamente el enriquecimiento de esa oligarquía financiera transnacional, al mismo tiempo que se incrementa su poder político, su control sobre las elites parlamentarias y gubernamentales, su dominio sobre las viejas estructuras estatales. Paralelamente, se agravan la desigualdad, la precariedad, el empobrecimiento, el sufrimiento de millones de seres humanos, lo que llamamos ‘la pirámide de las víctimas’. Tres cuartas partes de los habitantes del planeta viven en los 122 países del hemisferio sur, que es donde las sociedades multinacionales obtienen sus beneficios más extremos. Porque en Europa todavía hay sindicatos y legislaciones que limitan los mecanismos de explotación y devastación social. En cambio muchos países del Tercer Mundo constituyen un paraíso para las grandes corporaciones transnacionales porque tienen estados corruptos que aceptan salarios de hambre y condiciones laborales cercanas a la esclavitud. Pero es que la destrucción de esos estados mediante la corrupción está organizada por las propias corporaciones multinacionales, para facilitar la explotación de recursos naturales y mano de obra. ¿Por qué califico de ‘caníbal’ este orden del mundo? Porque las víctimas que causa son perfectamente evitables. Basta con un solo ejemplo: el hambre crónica, la desnutrición que causa una enorme mortandad en el mundo, sería fácilmente evitable. Bastaría con que hubiera voluntad internacional de darle fin.

-Llegó usted a calificar el hambre como ‘una forma de crimen organizado’.

-Sí. Cada niño que muere de hambre en el mundo es asesinado. La masacre del hambre responde a un mecanismo criminal, empezando por la libre especulación en Bolsa con los alimentos de base (maíz, trigo y arroz), que suponen el 75 por 100 del consumo mundial. Porque cuando los precios aumentan, mueren niños en las zonas del mundo donde mil doscientos millones de personas están sumidos en la pobreza. Entonces las tierras cultivables adquiere un valor extraordinario. Y los fondos de inversión se lanzan sobre ellas, las adquieren, las alquilan o se las apropian mediante corrupción. Y plantan soja para exportación, destruyendo los cultivos campesinos que alimentaban a la población autóctona. Además el sobreendeudamiento de los países pobres hace que no puedan invertir en el desarrollo de su agricultura, ni en irrigación ni en semillas, aunque se trata de naciones de base agraria.

-¿Las últimas modificaciones de legislación suiza no han limitado esas prácticas?

-Bajo la presión de la Unión Europea, la legislación ha cambiado un poco en lo que concierne a la evasión fiscal de los países industrializados. Pero no sobre el Tercer Mundo. Por ejemplo, los dirigentes del Congo, mantienen 4,2 mil millones de euros en tres bancos en Zurich. Y el dinero de la mafia también continúa tan impune como antes.

-Sus análisis parecen ofrecer una visión pesimista del futuro.

-No, de ningún modo. El futuro depende de nosotros, de que sepamos actuar y resolver los problemas. Sartre decía “conocer al enemigo, combatir al enemigo.” Conocer al enemigo significa identificar al mecanismo que mata, que determina este ‘orden caníbal’ del mundo, para superar la ideología absurda del neoliberalismo, creada al servicio del gran capital. Combatir al enemigo supone provocar una insurrección de conciencias y organizarse. Este orden del mundo es verdaderamente intolerable. Pero nosotros podemos cambiarlo en función de la esperanza, de la justicia, de la solidaridad, de la libertad que cada uno lleva en sí. Disponemos de los mecanismos democráticos para lograrlo. Y si no lo hacemos ya, si no somos capaces de quebrar el ‘orden caníbal’ mundial, si no conseguimos someterlo a normas éticas internacionales y restablecer la soberanía de los estados, mañana el mundo será una jungla.

Fuente:http://www.elmundo.es/solidaridad/2014/07/22/53cdda7122601dfc3b8b456c.html

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