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Panel Diciembre 2016 Benjamín Forcano, teólogo

Panel Diciembre 2016 Benjamín Forcano, teólogo  Enviado a la página web de Redes Cristianas . Natalicio 2016 del Nazareno . Anunciamos y hacemos nuestra la utopía del Nazareno . Buscando el hombre nuevo 1 ADVIENTO Natalicio 2016 del Nazareno Benjamín Forcano Significado y

Panel Diciembre 2016

Benjamín Forcano, teólogo 

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Benjamín Forcano1. Natalicio 2016 del Nazareno
. Anunciamos y hacemos nuestra la utopía del Nazareno
. Buscando el hombre nuevo

1 ADVIENTO
Natalicio 2016 del Nazareno
Benjamín Forcano
Significado y actualidad del Adviento
Es importante dejar claro el tema de que vamos a tratar. El tema es el ADVIENTO, HOY. ¿Qué queremos decir con la palabra Adviento, a qué nos referimos y de qué manera nos afecta a nosotros, hoy, en nuestra vida personal, en la sociedad y en el mundo en que vivimos?

Origen y evolución histórica
El Adviento es un tiempo importante en la liturgia católica, que abarca los cuatro domingos antes de la Navidad. Importante porque se viene celebrando casi en todo el Occidente desde hace muchos siglos.
Pero esta celebración no se dió desde el principio. El movimiento fundado por Jesús de Nazaret comenzó a extenderse poco a poco, en ciudades y grupos, con grandes dificultades, penetrando en el imperio romano y que sin tardar mucho lo iba a perseguir fuertemente.
El Advientdo comenzó a celebrarse entre los siglos IV y V. Fue el Papa Gregorio Magno, en el siglo VI, que fue Prefecto de Roma y luego se hizo monje, y llegó a ser Papa, quien lo estableció definitivamente.
Han pasado , pues, 14 siglos. Y se han ido sucediendo hasta el tiempo del Papa Gregorio Magno, 59 Papas, sin que propiamente se aludiera a la celebración del Adviento.
No es, pues, el Adviento una celebración de ayer, ni tampoco del inicio, sino que aparece entre los siglos IV y VI.

Significado de este tiempo litúrgico
Pero, creo que más importante que el cuándo comenzó, es conocer el significado de esta celebración.
Antes del siglo VI, se había producido un acontecimiento singular: el nacimiento de Jesús de Nazaret. Y en esos seis siglos, ese nacimiento había revolucionado la humanidad y la historia. Tan profundamente revolucionado que, sin armas ni poder alguno, logró que el mismo emperador Constantino el Grande se convirtiera al cristianismo en el siglo IV.
Constantino hizo que palacios de los emperadores pasasen a reconstruirse como templos cristianos, por ejemplo la Basílica actual de San Juan de Letrán e hizo también que se construyera la Basílica de San Pedro.

Convocó el primer concilio ecuménico, el concilio de Nicea, asistieron a él unos 300 obispos de los 1000 que existían en la Iglesia católica. Y promulgó el edicto de Milán por el que preparaba el terreno para que la religión cristiana pasara a ser la religión oficial del imperio, gozando de ayudas, exenciones y privilegios únicos.
El emperador Teodosio ratificó y consumó esta oficialidad de la religión. De modo que si en el siglo I, los cristianos en Roma eran 40.000, en el siglo IV eran más de 6 millones.
Tenemos, pues, una historia en la que allá por los siglos IV-VI se aposenta el Cristianismo como religión oficial del imperio y en la que se establece y ordena esta celebración del ADVIENTO.

Ahora bien, ¿Qué es lo que desde el siglo VI, se viene celebrando? ¿Cuál es el significado propio del Adviento?

Los cristianos a partir del siglo VI celebran el Natalicio de Jesús, es decir, su venida a este mundo y para ello se preparan con el Adviento con cuatro domingos antes.
La venida de Jesús a este mundo se produce obviamente con su nacimiento. Los cristianos de los primeros siglos recordaban la vida de Jesús, sus enseñanzas, el proceso que tuvo que sufrir por proclamar que el plazo se había cumplido y había llegado el reinado (proyecto) de Dios. Pero apenas recordaban el día de su venida a este mundo, es decir, el día de su nacimiento. Se centraban más en recordar el mensaje de Jesús, su proyecto, su misión profética en una sociedad sometida al imperio romano, y con todo lo que esto supuso para él y para ellos.

Apenas, pues, aludían a la fase inicial de su infancia. Recordaban más bien, a partir de su vida pública, lo que había enseñado y hecho. Las etapas de Jesús como niño, adolescente y joven apenas no eran objeto de comentario. Habían pasado en la más absoluta normalidad en la pequeña aldea de Nazaret, donde Jesús creció como un niño más, inadvertidamente.
Hoy, sin embargo, parece que la venida de Jesús la reservamos casi exclusivamente al día de su nacimiento.
Conviene saber que, dentro de la cristiandad, el calendario que fija la fecha de la Navidad es del 320 y que hasta el siglo IV no comienza la costumbre de celebrar la Misa de la medianoche.

Mucho más tarde comienza la tradición de los belenes, tan extendidos en toda la cristiandad. Pero, fue en el siglo XIII, año 1223, cuando un santo como Francisco de Asís, ideó el plan –llevado en secreto con algunos amigos y colaboradores suyos- de conmemorar la venida de Jesús, con una escenificación real, directa, de personas y animales, en una cueva, que se asemejase lo más posible a la gruta donde nació Jesús.
Esa cueva la había descubierto Francisco en unos bosques montañosos de Greccio, a muy poca distancia de la cueva que él habitaba.

Llegada la noche de Navidad, cuando las familias estaban reunidas para celebrarla en sus casas, las campanas de la torre comenzaron a repicar, llamando la atención de todos, que salieron apresurados hacia la cueva para ver lo que ocurría. Fueron llegando de muchas partes y sorprendidos pudieron contemplar el conmovedor y humanísimo escenario del primer belén de la historia.
Y de ahí parte la tradición de los belenes que progresivamente, en unos y otros lugares, de maneras diversas, pero fieles a la idea primera, se fueron extendiendo por toda Europa y posteriormente a poblados y ciudades de otros continentes.

Nuestra predominante forma actual de celebrar la venida del Señor, referida a su nacimiento, tiene su razón de ser, es legítima y bella. Francisco de Asís quería destacar y hacernos comprender la incomprensible y estremecedora verdad de cómo Dios, siendo infinito e inabarcable, aparecía entre nosotros, encarnado en Jesús, un niño débil y tierno, en una forma humana tan frágil y vulnerable, que iba a ser escándalo para los judíos y los sabios, de entonces y de ahora, que siempre asocian a Dios con la opulencia, la pompa, poder, lo más excelso y solemne, sin permitirse degradarlo con la pequeñez y debilidad del resto de los mortales.

No es poca lección esa, la que mana del portal de Belén, para un mundo como el nuestro, que no se concibe ni existe sino a base de acumular poder y dinero, prestigio , riquezas y placer, como si fueran la clave que abre la puerta al bien y a la felicidad.
Clave que concede a minorías ricas llegar a la cima del poder para erigirse sobre los demás -sean personas o pueblos- y dictar órdenes que deshumanizan su vida y la de millones y millones de seres humanos.
Su soberbia les ciega y les impide entender que su dignidad no brilla ni un gramo más que la de todos los demás: “Los reyes de las naciones, dirá Jesús de mayor, las dominan, y los que ejercen el poder se hacen llamar bienhechores. Pero vosotros nada de eso, al contrario, el más grande entre vosotros iguálese al más joven; y el que dirige al que sirve. Vamos a ver, ¿quién es más grande: el que está a la mesa o el que sirve? El que está a la mesa, ¿verdad? Pues yo estoy entre vosotros como quien sirve. (Lc 22, 25-27).

Vaya lección la de este niño de Belén, que luego se hizo mayor y habló de esa manera.
Pero los grandes -ciegos que no ven- siempre petendieron declararse discípulos suyos. Por más que, a la postre, les increpará Jesús, “seais capaces de levantar monumentos a los profetas que vuestros antepasados mataron”.

La venida de Jesús a nuestra tierra, circunscrita al día de su nacimiento, tiene sentido, como acabamos de ver. Pero, nosotros la hemos reducido casi exclusivamente a esa fase inicial, con el olvido del desarrollo posterior de toda su vida.
Cuando celebramos el aniversario de la venida de una persona a este mundo, nosotros nos referimos más bien a todo el trecho de su vida, a situaciones, hechos, factores y circunstancias que le han hecho actuar y definirse con personalidad propia.

Y lo celebramos sin olvidar que hubo un primer día sin el cual nada se habría podido realizar. Pero eso se supone. Siempre. Lo importante es lo que ha venido después, cómo ha crecido, cómo ha evolucionado, con qué problemas se ha encontrado, cómo se las ha arreglado y cómo la ha ido afrontando, desde qué principios, valores y consecuencias.
Por eso, repito que la vida de una persona sin su vida a la vista, sería nada, como si no se hubiera estrenado o no tuviéramos base para pronunciarnos sobre ella.
Sobre Jesús de Nazaret nos ocurre lo siguiente: sabemos que ha venido, que nació, creció, trabajó, luchó y se comprometió en llevar a cabo un proyecto que sirviera para salvaguardar la dignidad y felicidad de todos.

Eso está hecho, lo sabemos porque ha quedado escrito en los Evangelios y otros documentos. Por tanto, a nosotros se nos convoca para celebrar la venida de un niño -hombre, tan hombre y tan mayor que tiene una historia de más de 2.000 años.
No asistimos, por tanto, a la preparación del nacimiento de un niño como si hoy fuera a ocurrir, como si nada posterior hubiera ocurrido, como si nada se supiera de la vida de este niño y tuviéramos que esperar años para ver qué resulta.
No. La realidad es otra.
Y del Adviento, como parte preliminar de la Navidad, sabemos mucho desde hace más de 20 siglos.

Mensaje del Adviento-Navidad, hoy, para una sociedad globalizada
Entonces, y esta es la pregunta, ¿ qué es y qué significado tiene para nosotros, en este momento de la historia, el Adviento-Navidad de Jesús?

Jesús, cuyo aniversario nos disponemos a celebrar, vino a este mundo para anunciar y transmitir un proyecto, que quiso dejarnos a todos sus seguidores; un proyecto que anunció públicamente, que lo expuso con sinceridad y coherencia, con tal valentía, libertad y fidelidad, que le llevó a enfrentarse con otros proyectos de su tiempo, protagonizado por las autoridades religiosas y civiles; un conflicto que le costó una persecución implacable y una eliminación violenta, tan violenta que acabó con una crucifixión ignominiosa, coronada inesperadamente y con asombro de todos por la resurrección.

Esto está vivo en nuestra memoria, nos llega desde hace más de 2.000 años y, al celebrar su aniversario en este 2016, nos obliga a comprobar dos cosas:

Primera: La fiesta, aceptada en una cuarta parte de la humanidad, no muestra que se haga acorde con la vida y sentido del personaje tan especial que se celebra.
Está a la vista que miles y millones de los que participan en esta fiesta, están ajenos al significado de ella.

Segunda: El proyecto de la vida de Jesús, que nunca como en estos días nos proponemos recordar y reavivar, no actúa como energía, camino y norma de las vidas y la convivencia humana. Tan tremenda contradicción podemos comprobarla
a nivel internacional, nacional y personal.

El mensaje alternativo de la venida de Jesús
Lo hemos oído muchas veces, pero acaso no nos hemos parado como conviene a estudiarlo y asimilarlo. En forma simple, lo podríamos resumir en los siguientes aspectos.
1.El ser humano, creado por Dios, dispone de capacidad para conocer el sentido de su vida y recorrer el camino que le haga vivir dignamente, a él y a los demás.
A esta tarea contribuye sin duda la venida de Jesús, pues sin negar nada de lo auténticamente humano, viene a iluminarlo con mayor fuerza y completarlo con aportaciones nuevas.

2. El proyecto de Jesús, o lo que él llama reino de Dios, consiste en saber que Dios es Padre de todos y nosotros hermanos. De modo que la humanidad es una familia universal donde el vínculo que la une es la fraternidad, que reclama como exigencia propia, la igualdad, la justicia, el amor, el compartir, el impedir que nadie sufra menosprecio, necesidad o marginación.
Porque la fraternidad, en última instancia, deriva de que Dios es Padre de todos, el cual quiere por igual a todos y presupone que sus hijos obren como él, mostrando preferencia en todo caso por los más débiles, desfavorecidos y necesitados.
Jesús lo afirma de manera contundente en su predicación pública:: “El primer mandamiento consiste en amar a Dios con todo el corazón, y el segundo, no menos importante, en amar al prójimo como a uno mismo. De estos dos mandamientos pende la Ley entera y los Profetas”(Mt 22, 34-40; Mr 12, 30-34).
Y adelantándose a posibles argucias de legalistas y juristas de todos los tiempos, comenta: – Sé que ma vais a preguntar ¿Y quién es mi prójimo?.

“Mirad, responde, un hombre viajaba de Jerusalén a Jericó. Lo asaltaron unos bandidos, lo molieron a palos y lo dejaron medio muerto. Pasaron por allí un levita y un sacerdote y ambos, al verlo, dieron un rodeo y pasaron de largo. Pasó un samaritano, y al verlo, se le conmovieron las entrañas, lo vendó, lo atendió, lo cuidó y dejó encargado que le pasaran todos los gastos hasta curarlo. ¿Quién os parece que se hizo prójimo de ese viajero agredido y maltratado?”
Hombre, el que tuvo compasión de él.
Pues andad, y haced lo mismo” (Lc 10, 25, 37).

El proyecto de Jesús no admite contraposición entre Dios y el hombre. No cabe en él presumir de conocer a Dios y adorarlo, y por otra parte ignorar y deshonrar al hombre, su imagen viva.
La unidad entre el amor a Dios Padre y el amor a los hermanos es condición indispensable para llevarse bien con Dios. “Si alguien dice que ama a Dios, a quien no ve, y aborrece a su hermano a quien ve, ese tal es un mentiroso”. “Quien odia all hermano no ha salido de las tinieblas, está ciego y no sabe donde va”.( IJn , 2, 7-11).
No se puede amar a Dios si no se ama al prójimo y el amor se muestra con obras, no con palabras. Una fe sin obras es como un cadáver.

3. Jesús va detallando en su vida pública lo que sus discípulos tienen que aprender, si de verdad quieren entrar en el reino de Dios.
Es indispensable construir primero dentro de uno mismo el reino de Dios, desalojando el egoísmo, la codicia, el orgullo, y cultivando los hábitos del hombre nuevo: fraternidad, justicia, solidaridad, libertad, pobreza, paz.

Y esta construcción interna del reino de Dios supone una relación esencial con la vida comunitaria y pública. El ser humano es por naturaleza relacional, hecho para convivir desde la conciencia de que cada uno se realiza de verdad cuando cuenta con el otro, lo conoce, lo respeta, lo quiere bien y lo cuida.
El ser humano, si por algo puede definirse, es por el amor. El amor lo saca de sí, lo alarga hasta el otro, ve en él a otro yo, y cuanto de bien y derechos exige para sí los reclama también para el otro. La realización auténtica de uno mismo incluye la realización del otro. De modo que quien explota, desprecia, somete, humilla, engaña, discrimina y daña la vida del prójimo, desprecia y daña la vida de uno mismo.

En nuestra sociedad, hay unas cosas elementales que deben figurar en el Curriculum de todo seguidor de Jesús:

Primera: Debemos abandonar la ilusión de que el curso de nuestra vida depende del país o nación en que hemos nacido y que las causas de los males o bienes que nos acechan se encuentran sólamente en ese ámbito particular.
El mundo de hoy ya no vive encerrado en territorios, fronteras, comercios, industrias, culturas y políticas aisladas. La globalización nos ha sacado de la estrechez de nuestro mundo particular y nos ha conectado a otros mundos distintos con los que mantenemos intercambios continuos.

Segunda: En este encuentro de intercomunicación universal, se ha impuesto la globalización neoliberal, el capitalismo mundial, que se rige por una concepción de la vida individualista, puramente egoísta e insolidaria, centrada en la propiedad y acumulación de bienes, y que el sistema logra mantener a base de prescindir de cualquier ley o regulación estatal y social que pueda salvaguardar la convivencia atendiendo a la dignidad y derechos de todos.

Tercera: Dentro de este sistema, minorías poderosas, intentan llevar a cabo su objetivo, -acumular y ganar siempre más- sin importarles para nada la suerte de las mayorías populares. Es tanto el poder acumulado que con facilidad llegan a condicionar nuestra manera de vivir imponiendo que no podamos disponer de recursos y leyes que nos permitan conseguir muchos de nuestros derechos elementales.

Cuarta: estas minorías, que se rigen por el egoísmo y tienen al dinero como dios, saben que su filosofía es anti-natura, no se puede aceptar sin protesta, indignación y revuelta y, por eso, con la inmensidad de su dinero montan el arsenal de las armas, la maquinaria bélica más alucinante de la historia, para defender la hegemonía de sus riquezas y bienestar.
Lógicamente las guerras son, para ellos, la instancia última, por muy horribles que sean, cuando sus intereses están en peligro. Imponen la ley del más fuerte.

Y, a pesar de la constelación espantosa de los males de la guerra, no cambian. Acabada la segunda guerra mundial, hubo una condena unánime, bajo la convicción y esperanza de que nunca más habría guerra:

-Las Naciones Unidas deben tomar medidas colectivas para prevenir y eliminar amenazas a la paz, para suplir los actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir al quebrantamiento de la paz” ( Cap. 1, Art. 1).
-La organización de las Naciones Unidas está basada en el principio de la igualdad soberana de todos sus miembros (Cap. 1, art. 2).

Y con fuerza sin precedentes, la Declaración Universal de los Derechos Humanos establecía el fundamento de esta esperanza:

-Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
-Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración sin distinción de ninguna índole (Art. 1 y 2)
-Todos son iguales ante la ley (Art. 7).

Quinta: Mirando a nuestro presente, revivimos cada día el espectáculo horrendo de la guerra que nos hiere y que acaso llegamos a considerar un fatalismo irremediable.
Las guerras son frutos del egoísmo y de la maldad de los hombres, de corporaciones y personas que las necesitan para preservar sus privilegios y monopolios, y seguir ejerciendo su equivocado propósito de considerarse dueños del mundo y gobernarlo de acuerdo a sus intereses.
Las guerras no cesarán hasta que la conciencia humana colectiva la perciba como la más horrible locura, que a todos daña, envilece y deshumaniza, y seamos capaces de movilizarnos y acabar con los que las generan y desencadenan en cada momento.

La venida de Jesús en este 2016

Todo lo dicho es verdad, pero los mismos que fabrican la desigualdad, la pobreza y la guerra saben montar la celebración del aniversario del Nacimiento de Jesús como una oportunidad para sus negocios, hacen lucir con toda suerte de recursos el clima festivo navideño, -viajes, reuniones familiares y sociales, adornos, luces, belenes de todo tipo, publicidad machacona en todos los medios, consumo obsesivo e ilimitado,etc.- sin mencionar para nada el origen y sentido de esta fiesta del Adviento-Navidad de Jesús, y de las consecuencias para un cambio de mentalidad y sistema.

El Natalacio de Jesús choca con la barbarie de esta sociedad, que celebra la Navidad, no su Navidad.

¿Cómo hacemos honor a su aniversario y seguimos terne que terne alimentando políticas militares, económicas, y sociales fraudulentas, perjudiciales para las naciones, para grandes sectores sociales, y para millones y millones de personas que malviven en mil partes de la Tierra?

El Nazareno se enfrenta a esta realidad navideña, que trae origen de él y de su vida, y a la vista del montaje hecho, creo que hablaría alto, para decirnos:

.Vengo yo para ofrecer una alternativa digna a la convivencia, os la dejo bien trazada con mi ejemplo y enseñanza, han pasado más de 2.000 años desde que os la propuse y la aceptasteis, la habéis ido transmitiendo por siglos, ha sido causa de persecuciones, de obras maravillosas y de guerras exterminadoras de unos contra otros, y hoy me encuentro con otras guerras, que no sé si son peores que las anteriores.

. Yo no tengo nada más que añadiros, lo que os dije vale para hoy, tiene solución para la crisis que estáis padeciendo y acabar con los problemas y calamidades que estáis sufriendo.

.Tengo en la memoria las palabras de mi discípulo amado, Juan, que en un momento escribió: “Os digo, padres, hijos, jóvenes, que no améis al mundo, ni lo que hay en el mundo. Quien ama al mundo, no lleva dentro el amor del Padre, porque de todo lo que hay en el mundo – los bajos apetitos, los ojos insaciables, la arrogancia del dinero- nada procede del Padre, procede del mundo, y el mundo pasa, y su codicia también” (1 Jn 2, 15-17).

.El mundo vuestro ha alcanzado muchas cosa buenas, ha progresado mucho en el conocimiento, en la tecnología, en el trasporte, en la salud y educación, en la cultura, en el vivir humanamente, pero os señalo algunas cosas que se hacen utilizando mi aniversario y me hieren tan profundamente como a vosotros:

1ª. Es La locura de que unas Naciones se crean superiores a otras, con el destino de invadirlas, explotarlas, someterlas y gobernarlas. Y que para lograr su intento acumulen riqueza sin cuento, gasten cifras astronómicas en armamentismo, y dejen en la miseria, en el anafabetismo, en la enfermedad, a la intemperie, sin casa, sin trabajo sin comida ni vestido, a millones y millones de seres humanos, hermanos nuestros. ¿Cómo no vamos a sufrir estos males si dedican a la guerra más de cuatro mil millones de euros diarios?
2ª. Y en España me encuentro con que miles y millones de ciudadanos no pueden vivir dignamente, pues muchos no llegan a ingresar nada al mes, o apenas 300, 500 euros, y son más de siete millones los que no llegan a percibir mil euros al mes y hay, sin embargo, 120.000 españoles que ganan 20.000 euros al mes?
3ª. Me horroriza saber que si en el 1820, la diferencia entre ricos y pobres era de 3 a 1; en el 1950 era de 35 a 1; en el 1973 era de 44 a 1; y en el 1992 de 72 a 1.
Me horroriza que la riqueza mundial esté en manos ¿Cómo se puede justificar que el 20 % más rico tenga el 94 % de la riqueza mundial o que 300 personas acumulen más de tres mil millones de euros o que los países más ricos sustraigan al año má de 2 billones euros a los más pobres?

4ª.¿Cuál fue mi proyecto y mi mensaje? ¿No servía para eliminar todas estas injusticia? ¿No servía para hacer efectiva una familia universal de hermanos, donde todos tuvieran cubiertas sus necesidades y derechos fundamentales?

¿Y andan los economistas y políticos desnortados sin saber qué hacer para que todos –personas y pueblos- se quieran como hermanos, sabiendo que nadie es menos que nadie, y que el Dios Amor, que yo os he revelado, es Padre de todos y en especial de los más marginados y empobrecidos?
¿Y el continente europeo y Occidente sigue llamándose cristiano y celebrando sin avergonzarse mi venida a este mundo?

5ª.Solución hay, dinero sobra, probado está, y hay para que todos pudieran vivir dignamente. Y me encuentro con esta demasía navideña de ruidos, luces, comercios, escaparates llenos, publicidad inconmensurable que seduce y esclaviza hasta hacer de muchos robots de consumo, creyendo que la grandeza , el éxito, el poder y la felicidad aumentan cuanto más aumenta nuetro tener cosas, el consumo.

6ª. Mi Navidad no es esa. Y la preparan para que sea así quienes jamás vivieron de verdad de mi mensaje. Y son ellos los que no quieren que las cosas cambien, para mantener el engaño, la superficialidad y la alienación, sin poder conocer ni disfrutar la celebración jubilosa de una Navidad fraternal, compartida, en justicia, solidaridad, armonía, libertad y paz.

7ª. Vosotros, pese a esta avalancha irracional del consumismo, manteneros unidos, lúcidamente, con la entereza que exige vuestra dignidad y libertad.
No olvidéis que la dignidad y derechos de cada persona son inviolables, que la fraternidad es la genética constitutiva de la humanidad, que la vida de todo hombre es sagrada y no se la puede mercantilizar, que vale más que todo el oro del mundo.
En fín, que el hombre es hermano y no lobo para el hombre. Y que pese a todo, este sistema y mentalidad no pueden durar, fracasarán y fracasarán porque vosotros con vuestro ejemplo y vuestra lucha los haréis fracasar.

Yo os acompañaré siempre y os dejo como tarea para este momento, las palabras del Papa Francisco: “Los descartados del sistema, hombres y mujeres, ratificamos que la causa común y estructural de la crisis socioambiental, es la tiranía del dinero, es decir, el sistema capitalista imperante y una ideología que no respeta la dignidad humana. Una economía centrada en el dios dinero y no en la persona es el terrorismo fundamental contra la humanidad”.

No temáis, pues, que nadie os arrebate la dignidad que hay en vosotros y que en mi Evangelio he defendido hasta la muerte, la vida no depende de los bienes ni termina con la muerte biológica.
Seguid trabajando por la justicia y por la paz, por el bien de todos. Y obtendréis la dicha de vivir en paz.

2

Anunciamos y hacemos nuestra
la Utopía del Nazareno

A los 2016 años del Natalicio del NAZARENO,
nos volvemos a Él,
para recuperarlo, sentirlo y seguirlo,
sin sucumbir a las sirenas seductoras
de un consumo voraz ilimitado.

El Nazareno está donde hay Amor.
Y donde hay amor hay fraternidad.
Y donde hay fraternidad
crecen los frutos
de la igualdad, la justicia y la solidaridad,
que cierran el abismo entre ricos y pobres.

Es el pregón del Jesús histórico,
dentro de un mundo profanado
por los idólatras del dinero, que no sirven
al hombre, ni pueden servir a Dios.

El natalicio de Jesús, no es de hoy,
ni de su ser niño tan solo,
sino plenamente mayor,
tan mayor como dos milenios,
ni lo es de un líder de ayer,
anacrónico para nuestro tiempo.
El reapareció tarde en la vida pública,
pero pronto advirtió que los Herodes,
de entonces y de ahora, los letrados y
fariseos, de entonces y ahora,
buscarían matarlo (Mt 2,13).

Y es que, sin vacilar, y sin que la autoridad
lo supiera los señaló de inmediato:
“Dejad de amontonar riquezas en la tierra, porque
donde tienes tu riqueza, tienes el corazón” (Mt 6, 19-21).
“Nadie puede estar al servicio de dos amos… no
podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24).
Su hipocresía llega hasta reconocer públicamente
“que yo enseño el camino de verdad” (Mt 12,13).

“Y, sin embargo, afanados como estáis por las
riquezas y placeres de la vida, pretendéis entender
los secretos del reinado de Dios, lo cual es tan
imposible como esperar que la semilla caída entre
zarzas, de fruto” (Lc 8,15). “Vosotros, os pasáis por
alto la justicia y el amor de Dios”, abrumáis a los
demás con cargas que vosotros ni las rozáis con un
dedo, os apoderáis de la llave de la sabiduría, no
entráis ni dejáis entrar a los que están dispuestos para
hacerlo” (Lc 11,42).

Y encima presumen de ser letrados y sabios,
guardianes de la verdadera religión.
“Vosotros habéis hecho del templo –la casa de oración
para todos los pueblos– una cueva de bandidos”. “El
culto que me dais es inútil”. (Mr 11 17, 7,6)”.

El colmo de todo es que hay Naciones que, en
nombre de Dios o del dios democracia o del dios
de los derechos humanos, siguen apelando a
un destino divino manifiesto que les lleva
a invadir, explotar y dominar a otras naciones:
“Sabéis que los jefes de las naciones las
tiranizan, y que los grandes las oprimen.
No será así entre vosotros; al contrario, el que
quiera subir, sea servidor vuestro” (Mt 20, 26-27).

Vivir el natalicio de Jesús,
con recuerdo auténtico de lo que él fue,
supone guardar en el corazón lo que fue su misión:
“El Espíritu del Señor me ha enviado
para poner en libertad a los oprimidos” (Lc 4, 18-20).

Al mundo que es UNO,
le sobra la bipolar vergüenza,
del Primer Mundo / Tercer Mundo
y le falta la utopía de la igualdad
como hermanos –personas y pueblos-
mostrando preferencia por los más abatidos
y despreciados. El anuncio se nos queda
entonces como compromiso:

“Enmendaos que ya ha llegado el reinado
de Dios (Mt 4,17), “dichosos los que trabajan
por la paz” (Mt 5, 9).

3

Buscando el hombre nuevo
Navidad 2016 del Nazareno
Estos son pensamientos,
de gente anónima o de autores ilustres,
que pueden ayudar a conocernos,
ser mejores y alcanzar la felicidad.

El amor te traza el camino

Si conoces a los demás eres un erudito, pero si conoces a ti mismo eres un sabio.

Lo más importante del hombre es la inteligencia del corazón.
El hombre es desdichado porque no sabe que puede ser dichoso. (Dostoievski).

Si la gente te quiere es porque tú antes la quisiste. (V.Peale).

Si sientes los problemas o deseos del otro como si fueran propios, es que te anima el amor.

Allí donde hay amor, nunca se hace de noche. (Proverbio de Burundi).

Al verdadero amor no se lo conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece. (Jacinto de Benavente).

Mi mejor amigo es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos. (José de San Martín).

Si te equivocas, no dudes en rectificar; si tienes razón no te hagas insoportable.

¿Te preocupas de ser ese amigo leal, de absoluta confianza, que tú deseas tener?

Si quieres desarmar al oponente, trata de aceptar su crítica.

Para entender al otro, hay que caminar con sus zapatos. (Proverbio indio).

Si quieres saber qué cualidades te faltan, mira de cuáles te envaneces.

Escucha y comprueba

El sabio sólo usa de acritud contra sí mismo, y es amable con los demás. (Plutarco).

El coeficiente de tu felicidad es la capacidad que tienes para contribuir a que los demás se sientan a gusto. (Robinson).

Mi más profundo conocimiento es que podemos cambiar el mundo con la verdad y con el amor. (Gandhi).

Vuestro cuerpo es el arpa de vuestra alma. De vosotros depende si arrancais de él música melodiosa o ruidos discordantes. (Kahali Gibran).

No existe alguna cosa por más difícil o fea que sea, que el amor no pueda vencer. (San Agustín).

Se cazan más más moscas con una gota de miel que con un barril de vinagre.

Aquel que no comete ningún error, es que nunca hace nada. (Michel Quast).

Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos. (Ghandi).

El secreto de saber mandar con amor: ver todo, disimular mucho, corregir poco.

Voces que avisan para salir del engaño, del egoísmo y del error.

La mejor manera de acabar con la violencia es dejar de participar en ella. (N. Chomsky).

La educación que no prepara al hombre para estar solo, es una educación deficiente.(Joal Hildebran).

La verdadera nobleza consiste en saber sufrir valerosamente por los demás y no permitir que los demás sufran por nosotros.

Saber escuchar es una manera saludable de contribuir a la
felicidad del otro.

La verdadera libertad no es hacer lo que se quiere sino lo que se debe.

Todas las fallas humanas son resultado de la falta de amor.(Alfred Adler).

El que se adelanta a confesar el defecto propio cierra la boca a los demás. (Baltasar Gracián).

El fuego ennegrece lo que no puede quemar. Lo mismo hace el envidioso con lo que no puede conseguir.

La envidia es fiera que arruina la confianza, disipa la concordia,
destruye la justicia y engorda toda clase de males. (San Andrés).

Las injurias son las razones de quienes no tienen razón. (Rousseau).

Con la discordias se hunden las cosas más grandes (Salustio).

El que hace burla y risa de otro, gana un gusto pequeño y un enemigo grande. (Quevedo).

El odio produce temor, del temor se pasa a la ofensa. (Nicolás Maquiavelo).

Los estúpidos se ganan la vida hablando mal de los que son mejores que ellos.

Si todos los hombres supieran lo que unos dicen de los otros, no habría más de cuatro amigos en el mundo. (Blaise Pascal).

El primer paso de la ignorancia es presumir de saber.Cualquiera hubiera triunfado si bubiera conocido su mejor cualidad (B. Gracián).

¿Queréis contar vuestros amigos? Caed en el infortunio. (Napoleón).

La felicidad,consecuencia de tu modo de vivir

La felicidad no es el objetivo de nuestra vida , sino la consecuencia de cómo vivimos. (Dario Lostado).

La felicidad no es completa hasta que no se comparte. (Jane Porter).

Si estás vivo, tu misión en la tierra no ha concluido. (R.Bach).

No hay pasión mayor que la satisfacción por el bien que hacemos a los demás.(René Descartes).

No basta con hacer el bien, hay que hacerlo bien. (Diderot).

Sólo queda lo que hayamos amado.

Yo amo todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía . (Teresa de Calcuta).

Siempre es más noble engañarse alguna vez, que desconfiar siempre. (Jacinto Benavente).

La sociedad no cambia ni va a mejor si no lo haces tú

Si quieres mejorar el mundo, empieza por ti mismo.

No es fuera sino dentro, donde hace mal o buen tiempo. (Pedro Miguel Lamet).

Contribuimos a cambiar una persona, en la medida en que la amamos.

Cuando hagas favores no los recuerdes; cuando recibas favores, no los olvides.

Vivimos en una sociedad que sabe muy bien el precio de todo,
pero no conoce el valor de nada. (Oscar Wilde).

A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un hombre (Pío Baroja).

Busqué a Dios y no lo encontré; a mí mismo y tampoco lo encontré; busqué al prójimo y encontré a los tres. (Hessler).

Cuidado con la idolatría del dinero

Cuando damos algo de comer a los que están en necesidad, no les damos de lo nuestro, les damos de lo que es suyo. (San Basilio Magno).

Las tres cosas más difíciles en esta vida son: guardar un secreto, perdonar un agravio, y aprovechar el tiempo. (Benjamín Franklin).

Para que unos pocos sigan consumiendo más, muchos deben seguir consumiendo menos. (Eduardo Galeano).

Lo mucho se nos vuelve poco, con desear un poco más. (Quevedo).

Tendremos que arrepentirnos no solo de las malas acciones sino del pasmoso silencio de la gente buena. (Luther King).

Quien lee muchos libros y no piensa nada sobre ellos es como una estantería. (Proverbio chino).

Los ríos no beben de su aguas, los árboles no comen de sus frutos y la riqueza de los buenos es siempre para provecho de los demás. (Proverbio chino).

En el futuro decir patria será decir Mundo

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