25.VII.2018. Jacobino/jacobeo. Santiago, un camino en 7 etapas. Xavier Pkaza
25.VII.2018. Jacobino/jacobeo. Santiago, un camino en 7 etapas 24.07.18 | 23:30. Archivado en Iglesia Instituciones, Nuevo Testamento, Espiritualidad, Sociedad, política Éste es un día de gozo para muchos que celebran a Santiago peregino en Compostela . Es día de Jacob/Jaime, de Jacques/Yakue…, , Hijo
25.VII.2018. Jacobino/jacobeo. Santiago, un camino en 7 etapas
Éste es un día de gozo para muchos que celebran a Santiago peregino en Compostela . Es día de Jacob/Jaime, de Jacques/Yakue…, , Hijo del Trueno/Zebedeo, hermano de Juan… El libro de los Hechos (12,2) dice que Agripa Rey le mando matar hacia el 43 d.C. por rebelde contra su poder, y muchos creen que sus discípulos trajeron sus restos hasta Compostela, campo de estrellas o escorias (cementerio) en el Finis-Terrae donde vienen a buscarle,cantando en el Camino Herru Sant-Yagu, Santiago es Herr o Señor.
Pero el nombre de Jacques/Santiago está unido a la mayor disputa de poder en Occidente, en la iglesia y convento de Saint Jacques, de los dominicos de Paris, que fue sede de los jacobinos (los de Santiago), dirigentes lúcidos y radicales de la Revolución Francesa, con sus inmensos valores, con sus grandísimos riesgos. Dicen que allí, en ese convento, con espíritu de Jesús y pensamiento dominicano, se añadió el tercer eslogan de la Revolución (fraternidad) a los dos anteriores, que eran «igualdad y libertad».
En esa línea, quiero que fiesta del 25.7.18 sea jacobea (de peregrinación compostelana) y jacobina (de transformación político-social, en la línea de la «mejor» Revolución Francesa), siendo, al mismo tiempo, fiesta de Evangelio.
La mayor inspiración de esta fiesta la ofrece precisamente el evangelio del día, Mateo 20,20-28, un evangelio compostelanopor su espíritu de peregrinación interna y jacobino por su modo de superar un tipo de mando, pues lo que importa no es conquistar el poder para «hacerlo mejor» (Herru Sant-Yagu), sino de superar todo poder de imposición, como dice Jesús a Santigo.
Jesús quiso (cf. Mt 22, 20-28),que Santiago Zebedeo fuera jacobino, en la línea de París, pero superando el poder impositivo del 313 o del 1789, para abrir con sus compañeros un proceso de libertad, igualdad y fraternidad económica, social y religiosa (integral), que bien vivido hubiera impedido el «terror» de algunos jacobinos de la iglesia de Saint Jacques de Paris.
Desde ese fondo quiero comentar ese evangelio de Santiago el Jacobino de París, el Jacobeo de Compostela-Paris, el apóstol/peregrino de Jesús.
Imagen 1: Compostela, Santiago final del camino, un abrazo de fraternidad
Imagen 2: convento de Saint Jacques de Paris, sede de los jacobinos, donde comenzaba el gran camino francés a Compostela
El Evangelio, libro del Camino
Para muchos de nosotros un “evangelio” de este día es el Pórtico de la Catedral de Compostela (recién limpiado, imagen 1). Pero es fundamental retomar el evangelio de la misa de fiesta de Mt 22, 20-28, que comentaré según el texto paralelo (más antiguo) de Mc 10,35-45, el texto central de la tradición jacobina/jacobea de la Iglesia (que interpreto a partir de mi Comentario de Marcos):
Mc 10, 35-45:
35 Y Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se le acercaron diciéndole: — Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.
36 Jesús les preguntó: ¿Qué queréis que haga por vosotros? 37 Ellos le contestaron: Concédenos sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda en tu gloria.
38 Jesús les replicó: — No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber, o ser bautizados con el bautismo con que seré bautizado? 39 Ellos le respondieron: #Sí, podemos. Jesús entonces les dijo: Beberéis el cáliz que yo he de beber y seréis bautizados con el bautismo con que seré bautizado. 40 Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.
41 Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. 42 Jesús los llamó y les dijo:
— Sabéis que los que parecen mandar a las naciones las gobiernan tiránicamente y que sus magnates las oprimen. 43 No ha de ser así entre vosotros. El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; 44 y el que quiera ser el primero entre vosotros, que sea esclavo de todos. 45 Pues tampoco el Hijo del humano ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.
El texto, escrito de forma forma ejemplar, puede dividirse en siete partes o etapas, las cuatro etapas del camino de Santiago, que culmina en París y/o Compostela: petición de poder, cáliz de Cristo, redención, plenitud.
1ª Etapa: petición de poder (Mc 10, 35-37).
Al principio del Camino queremos mandar. Así nos ponemos en marcha pra conquistar el mundo.
Como representantes de esa lógica de mando ha presentado Marcos a Santiago y Juan, los primeros conspiradores de la iglesia, que utilizan a Jesús para saciar su sed de jerarquía. Juan y Santiago fueron llamados al principio para la pesca final (Mc 1, 16-29); unidos a Pedro, han acompañado a Jesús en casa del Archisinagogo (5, 37) y en la transfiguración (9, 2).
Por eso, al pedirle ahora un puesto a la derecha e izquierda de su gloria, parecen responder con confianza a su confianza. Es lógico y bueno lo que piden (estar siempre al lado de Jesús), pero lo piden con lógica del mundo, que es lógica de mando:
quieren elevarse sobre el resto de los discípulos, quieren poder para dominar el mundo, como el Santiago Matamoros de cierta tradición política y militar de otros tiempos. Quieren Poder, el poder de la gloria religiosa, el poder del imperio… Así quieren ir, montados a caballo, para conquistar el mundo y matar a todos los perversos de la tierra (herejes, ateos, musulmanes…).
Éstos son los zebedeos que quieren manejar el fuego del cielo para matar a los malos samaritanos de antaño y hogaño (Lc 9, 52). En esta línea, El riesgo mayor de la iglesia no se encuentra fuera (en los escribas judíos y gobernadores romanos o en los políticos actuales) sino en sus propios jefes interiores, que, con pretexto de servicio mesiánico y de acción liberadora, quieren imponer su dictado social y sacral sobre los otros (¡que caiga fuego del cielo sobre los malos…!. ÉSta es la primera etapa, así se ponen en marcha Herru Santiagu y su hermano (al que ya dejamos un poco a un lado). Ésta es una buena noticia para algunos prelados actuales (especialmente en España) que quieren mandar sobre los otros. Están en buen camino… si siguen caminando con Herru-Santiagu.
2ª Etapa: mi Cáliz lo beberéis…(Mc 10, 38-40).
Jesús responde cambiando el nivel de la petición. No acepta o rechaza aquello que piden, la lógica de mando, el poder del mundo, sino que rechaza la misma petición como carente de sentido: ¡No sabéis lo que pedís! (10, 38). Los zebedeos le han seguido y, sin embargo, no entienden su estilo, no acogen su proyecto… No saben, tienen que seguir en camino y en ese camino les instruye Jesús:
Pregunta. ¿Podéis beber mi copa, bautizaros con mi bautismo? (10, 38-39a). Ellos desean mandar con Jesús, para imponerse. Jesús les pregunta si pueden seguirle en camino de entrega y donación de vida (copa, bautismo). Frente a la gloria que buscan en él, Jesús quiere ofrecerles su camino, expresado en signos de cáliz y bautismo, vinculados ambos con su muerte. En el fondo les pregunta si están dispuestos a morir con (como) él. Responden que sí. Ciertamente, no son miedosos o egoístas vulgares.
Concesión. ¡Mi cáliz lo beberéis, con mi bautismo os bautizareis! (39b). En una anticipación (que rompe el nivel temporal de la escena y adelanta algo que es aún futuro, en el momento en que habla Jesús) y confirma la disposición de los zebedeos, ratificando su entrega martirial ya cumplida (han muerto por/con él cuando se escribe este pasaje). Herru Santiagu quiere en el poder propio, pero en el fondo está dispuesto a dar la vida por el Reino. Tiene que dejar de matar «moros» del tipo que sea, tiene que dejar de ser el Santiagu Matamoros de mil iglesias y catedrales de España y Amèrica, para convertirse en aquel que acompaña a los hombres y mujeres en el camino de la entrega de la vida.
Mil veces hemos visto a este Santiago Peregrino, que marcha con los peregrinos de la vida, dando de beber a los sedientes, para beber con ellos el cáliz de Jesús, el gozo compartida de la vida que se va regalando… Este Santiago ha dejado de matar matar moros y herejes y camina ahora con todos, compartiendo con ellos el cáliz del gozo y de las tareas de la vida, dialogando, dialogando en el camino, a pie con los de a pie, que así se aprenden las cosas, no desde encima del caballo.
3ª etapa. Dios más grande: Cristo no es trono, sino camino
Ésta es la etapa del camino/camino: mientras marchamos por la vida podemos y debemos compartir el caliz de Jesús, que es el pan y vino de la pereginación, con moros y judíos, con herejes e indígenas, todos hermanos, pues el camino es de todos y, al fin, no existen distinciones en la marcha. Ese es el camino de Jesús… amarnos mientras vamos avanzando.
Pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo… (10, 40). De Jesús es la entrega, la copa y bautismo que ofrece a los suyos. Pero la gloria del trono es misterio de Dios, regalo de gracia que sólo gratuitamente puede recibirse. Jesús acoge y ratifica el camino de entrega por lo otros…. La respuesta final ya no es suya, sino de Dios, para todos, cristianos y no crstianos, porque en el camino de Compostela, que es el amino de la vida acabamos juntándonos todos..
Ésta es la paradoja del Camino de Santiago (de los zebedeos que somos todos): Jesús escucha su deseo de poder, para transformarlo en su camino de entrega… abierto a un Dios que no es de ellos (ni de Jesús, ni de la Iglesia, un Dios de Todos). De esa forma abre una «ventana de pascua», permitiéndonos ver el buen final de Juan y Santiago, que han muerto ya por el evangelio. Por eso su recuerdo se mantiene con gozo dentro de la iglesia.
De esa manera se expande un camino de Iglesia que es mayor que la misma Iglesia. A veces tenemos la impresión de que el Papa y los Obispos pueden dar el «trono», certificados de buen puesto en el Reino. Pues bien, eso no lo puede dar ni Cristo, ni quién es más grande, si un cristiano, si un judío, si un hereje… Eso es cosa de Dios, y Dios es un misterio de plena gratuidad, sin poder alguno de imposición.
4ª etapa. El poder destruye …(10, 41-45).
Nadie puede saber en el camino quien será mayor, ni Crito se lo puede decir… Somos todos caminantes… Pero sigamos: el problema de los dos zebedeos es de todos. Por eso, los diez restantes se enojan con ellos, iniciando una disputa general por el poder (10, 41). Es evidente que, dejándose llevar por ella, la iglesia acabaría destruyéndose a sí misma.
Para superar esa disputa, Jesús peregrino se para y habla a todos, en la etapa central Camino de Santigo, que es el camino de Jesús: se trata de aprender a dar la vida por los demás. Ni él, ni Cristo es mayor… Él mismo tendrá que dar la vida, mientras sigue con los suyos, con todos, hacia el Campo de la Estrella de Dios o Compostela (ya sé que esta etimología no es quizá exacta, pero es luminosa)
Ésta es la lección de los peregrinos de Compostela, la lección de todos los que hacen el camino de Santiago: al final se encuentran con Jesús, en el Gran Pórtico de la Gloria. Allí está Jesús que les enseña su último secreto, el secreto que viviò Santiago, el Secreto de Compostela: dar la vida por los otros, mientras vamos de camino. Detengámonos un momento, en esta etapa cuarta
Jesús desentraña la trama oculta del poder, con lección de durísima política, siguiendo la línea del mensaje profético: Los que parecen mandar (que en realidad no mandan, pues están esclavizados por el sistema) destruyen con su falsa pretensión a los demás. Sabemos que el poder, vinculado casi siempre a las riquezas (cf. Mc 10, 17-22) y expresado como dominación política, quiere mostrarse sacral (signo de Dios), siendo en realidad diabólico.
Parece que Santiago y Juan no buscan de un modo directo un poder mundano sino el más hondo dominio «espiritual» de un mesianismo o poderío divino de los justos, dentro de una tradición jerárquica judía que relaciona presencia (revelación) de Dios y triunfo nacional. Posiblemente quieren mandar en línea buena, para ayuda de los demás, apareciendo como servidores del Dios poderoso.
Pero Jesús no les distingue de aquellos que mandan en forma pervertida. No hay para Jesús un poder malo (propio de los gentiles) y otro bueno (de sus discípulos). Todo poder es en el fondo destructor, toda imposición es mala. Por eso, no quiere mejorar el poder (convertirlo) sino superarlo de base.
Inversión (10, 43-44). Jesús no necesita el poder económico del rico (10, 17-22) ni el mesiánico de los buenos zebedeos (no ha venido a conquistar el imperio romano) ni el sacerdotal del templo (cf. 11, 12-26). Por eso responde: No sea así entre vosotros… Siguiendo en la línea de 9, 33-37, Jesús no viene a fundar jerarquías entendidas en clave de honor y prioridad social o espiritual. Él ha invertido la tendencia dominante de las comunidades religiosas que traducen en forma sacral las estructuraras de poder mundano.
Por eso, frente a la manipulación mesiánica de los zebedeos, que son junto a Pedro sus seguidores principales (cf. 5, 37; 9, 2), ha establecido aquí las bases de una fraternidad donde no existe poder sino servicio, ejercido por el diakonos (servidor libre) o doulos (esclavo).
5ª etapa. El Hijo de hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir, es decir, a regalar y compartir la vida
Esta palabra de Jesús (Mc 10, 35) invierta el sentido de un texto central de la esperanza apocalíptica y de todas las religiones de poder del mundo. Así se dice en el liro de Daniel: Vino el Hijo del humano… y todos los pueblos naciones y lenguas le servirán (Dan 7,14; cf. Dan 7, 25-27). Vendrá el Señor y todos se someterán a su dictado.
Los zebedeos entendían esa promesa de Daniel en clave de triunfo (ellos mismos se creían el pueblo de los santos); eran buenos exegetas de Dan 7. Ha venido el Hijo del Hombre y tienen que triunfar con como Señores, Herru Santiago…
Pero Jesús entiende la profecía de Daniel y toda la historia del Camino de los hombres de una forma distinta: en clave de más alto servicio: ha venido a dar la vida, no a exigir que otros le rindan homenaje. No ha venido a ser Herru, sino a que todos sen Herru, señores, siendo amigos unos de los otros, en el camino de la vida, compartiendo el mismo cáliz… que es el Grial escondido y siempre presente: allí donde un hombre o mujer acoge a otro y le ama está el Griel de jesús.
El evangelio se vuelve así una guía de servidores para el damino de la vida, que es Camino de Santiago. No es directorio para triunfar, manual para ganar dinero y dominar sobre los otros. Por eso, todos los que alguna vez han buscado poder en la iglesia, se equivocan de mesías y confunden Dios y Diablo, Cristo y Antricristo. No se salva el pueblo con buenos gobernantes sino con buenos servidores.
((El peligro de la iglesia no se encuentra en el poder externo de sanedritas y romanos, sino en el sacralismo de aquellos que quieren ser en ella portadores de doxa, de gloria que se busca a sí misma, convirtiendo el proyecto mesiánico en batalla de intereses y grupos, de clanes familiares y/o dictadores más o menos solitarios. Desde este fondo ha leido a Mc H. C. Waetjem, A Reordering of Power: A Socio-Political reading of Mark’s gospel, Minneapolis, 1989. Cf. también R. J. Cassidy, Jesus, politics and society, Maryknoll NY, 1978)).
6ª etapa. Jesús no necesita grandes líderes, sino amigos
Esta es la novedad de Jesús. No quiere líderes sentados a diestra y siniestra, asegurando desde el trono compartido el orden y obediencia de los pueblos, sino buenos servidores, gente de cariño eficaz, que sepa dar la vida por los otros. Se ha dicho que hacen falta buenos gobernantes o señores, como si el problema del mundo se arreglara con buen mando ((oh qué buen vasallo, si hubiese buen señor!: Mío Cid). Pues bien, para Jesús, la vida humana no se soluciona preparando mandos apropiados a nivel político, social o religioso. Por eso no busca en su grupo gobernantes o caudillos, estrategas de finanzas o de buena economía. No investiga las posibles dotes de los zebedeos, ni les hace estudiar leyes o filosofía del poder en una escuela israelita o griega, para hacerles funcionarios de su empresa. Él busca madres e hijos, buenos hermanos que sepan regalar su vida por los otros. Leído en este fondo, este evangelio de Santiago (de los zebedeos) aparece como manual de una iglesia de servidores.
Así puede hacerse el camino que va a Compostela: un camino donde todos van a pie y todos se ayudan y conversan. ¿Por qué no caminar así, día a día, compartiendo fuentes y sudores, unos y otros, cristianos y musulmanes, obispos y gobernadores… Éste fue el sueño de Compostela, esta es la palabra de vida de hoy, día de Santiago
7º Etapa. Allí está Herru Santiago, el hermano Santiago peregino…
Perro ya no le vemos ni cantamos como Herru, Señor, sino como amigo, peregrino. Así le descubrimos al llegar al pórtico de la Gloria, el pórtico del camino hecho, del cielo que se abre, en Compostela, con el cayado de amigo cansado en la mano, que se sienta con nosotros, con los signos del riesgo de la vida y del camino sobre la cabeza (cf. imagen 1)
. Pido a Dios que cada uno encuentre allí a Santiago peregrino, que le espera para el beso, en los confines de Occidente, allí donde la vida de los hombres y mujeres se vuelve camino culminado, para volver a empezar…
Éste es el secreto del Santiago de Compostela. Los zebedeos querían mandar… pero Jesús nos dice que aprendieron a servir, como sirvió Santiago, siendo condenado por el Rey Agripa de Jerusalén, porque defendía en evangelio de la Gracia.
Este Santiago Zebedeo, el jacobino, el jacobeo…Su camino es un proceso de peregrinación interior al principio de la vida… Es un camino que se puede y debe hacer por dentro, pero que también puede ser hermoso hacerlo caminando al campo de la Estrella, que es campo de muerte transformada en Vida. Buena fiesta a todos los amigos del Camino de Santiago