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Los obispos europeos y estadounidenses advierten de las «consecuencias devastadoras» de una guerra nuclear

Los obispos europeos y estadounidenses advierten de las "consecuencias devastadoras" de una guerra nuclear "El error humano o de cálculo podría conducir a una catástrofe humanitaria", recuerdan El Papa pide a la ONU "trabajar con determinación" para

Los obispos europeos y estadounidenses advierten de las «consecuencias devastadoras» de una guerra nuclear

«El error humano o de cálculo podría conducir a una catástrofe humanitaria», recuerdan

Los retos geopolíticos «nos recuerdan que nuestro mundo permanecen en grave peligro» y en estado de alerta instantánea, con lo que «incluso un intercambio nuclear limitado tendría consecuencias devastadoras para la gente y el planeta»

Misiles nucleares(Cameron Doody).- Dos días después de que Corea del Norte probara con éxito su primer misil balístico intercontinental, los obispos europeos y norteamericanos han advertido de los graves peligros que entrañaría una potencial guerra nuclear. Así lo han hecho constar en una histórica declaración conjunta publicada para hacerla coincidir también con la conclusión de una cumbre de la ONU que tiene como fin negociar un tratado que llevaría a la prohibición de las armas atómicas.

«Instamos a los Estados Unidos y a las naciones europeas a que trabajen con otras naciones para trazar una estrategia creíble, verificable y aplicable para la eliminación total de las armas nucleares«, reza la declaración, firmada por el presidente de la Comisión Justicia y Paz Internacional de los obispos estadounidenses, Óscar Cantú, y por el arzobispo Jean-Claude Hollerich, presidente de las Comisiones de Justicia y Paz de Europa.

La prohibición de las armas nucleares se ha hecho necesaria, argumentan los obispos, dado el hecho de que «nuestro mundo se ha vuelto cada vez más multipolar con una variedad de amenazas que van desde el terrorismo, los conflictos asimétricos, la ciberseguridad hasta la degradación ambiental y la pobreza, lo que plantea dudas sobre la adecuación de la disuasión nuclear como una respuesta efectiva a estos desafíos». No solo eso, sino que advierten también que «la naturaleza indiscriminada y desproporcionada de las armas nucleares obliga al mundo a ir más allá» de semejante política de disuasión.

Y lo que es más, estos retos geopolíticos de hoy día «nos recuerdan que nuestro mundo permanecen en grave peligro» y en estado de alerta instantánea, con lo que «incluso un intercambio nuclear limitado tendría consecuencias devastadoras para la gente y el planeta». «Trágicamente, el error humano o el error de cálculo podría conducir a una catástrofe humanitaria», observan los prelados.

Pero no solo sobran razones geopolíticas para prohibir las armas nucleares, tal y como recuerdan los obispos. También sobran razones teológicas, en las cuales el Papa Francisco ha hecho hincapié una y otra vez.

Los prelados señalan en su declaración que el pontífice ha afirmado que el gasto en armas nucleares «es un error y una mala asignación de recursos» mejor destinados a áreas como «la educación, la salud y la lucha contra la pobreza extrema». También, que ha instado a «mirar más allá de la disuasión nuclear» como estrategia para mantener la paz y estabilidad internacionales.

Por todas estas razones, los obispos europeos y norteamericanos proponen una serie de medidas para que un día lleguemos a vivir en un mundo sin armas nucleares, entre las cuales se encuentran la de «llevar más lejos las obligaciones de no proliferación y desarme en consonancia con el marco jurídico internacional» o la de «desarrollar y aplicar con determinación medidas que profundicen la confianza mutua en todos los niveles».

Finalizan su declaración los prelados haciendo eco de la llamada de Francisco a que el desarme nuclear y no la amenaza de la destrucción recíproca se erija como la «base de una ética de fraternidad y de coexistencia pacífica entre los pueblos», instando a los líderes mundiales reunidos en la ONU a que aprovechen este momento «para contrastar la lógica del miedo con la ética de la responsabilidad, para promover un clima de confianza y de diálogo sincero».